Periódico El Espejo

Editado por el seminario de escritura periodística de la UCA

Sin hora ni lugar

Por Milagros Rozo Oliva


La amistad desde el punto de vista actual, podríamos decir que está basada mayormente en la comunicación a través de las nuevas tecnologías, difícilmente se viven los encuentros espontáneos en un lugar determinado, tal como hacíamos no hace muchos años.

La calle de tu casa, la entrada de tu colegio, una zona determinada de un paseo cualquiera, o el banco de cualquier plaza convocaban, sin más, a los chicos para reunirse.

Entonces no era necesario comunicar si ibas o no, simplemente un punto de encuentro era común para «la pandilla», lo que te permitía disfrutar de una tarde en compañía de tus amigos, la barra de un bar, como lugar de tertulia entre conocidos habituales a la hora del aperitivo, una plazoleta para los chicos jugar al fútbol o ciertos cafés cómo momentos de reunión de escritores y lectores.

Nuestra literatura nos muestra el más genial de los conceptos de la amistad, reflejada en nuestro Quijote con su fiel Sancho Panza.

Los vínculos interpersonales existentes, creados unos a los primeros encuentros y otros consolidados en el tiempo, requieren un compromiso mutuo, un respeto por el otro, una confianza, consuelo y compañía, que es en definitiva lo que te hace fundar una amistad por las distintas etapas de la vida.

Lógicamente diferenciamos entre amigo y conocido, siendo éste el que está presente en algunos momentos concretos y circunstancias coincidentes en tiempo y espacio vitales, siendo el amigo, el que no necesita cruzarse en tu vida, ya que, forma parte de ella, en los mejores o peores momentos de tu existencia y medie una distancia física entre ambos.

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Esta entrada fue publicada en 7 febrero, 2016 por en Opinión y etiquetada con .