Por Pilar Londoño Ríos
Las mujeres somos acompañadas durante aproximadamente 40 años de nuestra vida por el ciclo menstrual. Incluye 4 fases; ovulación, premenstruación, menstruación y preovulación. De ellas sabemos poco, normalmente solo sabemos que las mujeres durante unos días al mes, tienen un flujo rojo, de mal olor, que deben ocultar, que solo a ellas les interesa y que les puede generar histeria y agresividad.
Las empresas que comercializan tampones, compresas, gel de ducha, entre otros, hacen una labor heroica por ayudarnos a cubrir nuestro olor, garantizar que el sangrado pase desapercibido y que cada mujer continúe su cotidianidad como si nada estuviese pasando entre sus piernas.
La historia del ciclo menstrual está cargada de tabús que lo único que hacen es desinformar y acallar un proceso natural y dinámico que incluye a toda la población mundial, porque cabe recordar que todas las personas que habitamos este planeta hemos hecho parte del ciclo menstrual de una mujer.
La sociedad debe saber que el olor de nuestros genitales es normal, que no tenemos que ir por ahí oliendo a flores, cuando no lo somos, que hay maneras menos costosas y amigables con el ambiente para recolectar nuestro sangrado, debemos contar con información clara sobre los riesgos de la medicación hormonal.
Cada mujer experimenta su ciclo menstrual de manera diferente, somos responsables de liberar de condicionamientos y restricciones sociales un ciclo que afecta física, emocional, intelectual y espiritualmente a las mujeres, a la sociedad y al medio en que nos desenvolvemos.
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