Periódico El Espejo

Editado por el seminario de escritura periodística de la UCA

Fosas

Por Agustín Fernández Reyes


«Mi madre, esté donde esté, nos está mirando, seguro, diciendo: por fin mi hijo ha hecho el trabajo que me prometió que iba a hacer».

José María Arauz, sobrino Domingo Vélez, fusilado en 1937.

 

foto cedida por J.Mª Arauz a Diario de Cádiz

foto cedida por J. Mª Arauz a Diario de Cádiz

El pasado 11 de Enero comenzó la exhumación de 15 víctimas del franquismo en el cementerio de Cádiz tras superarse numerosos inconvenientes administrativos que impedían esta tarea. Esta noticia reparadora se tiñe de indignación si uno piensa en los familiares que nunca pudieron descansar habiendo enterrado dignamente a sus muertos, ya que ellos mismos también han fallecido tras años de silencio e impotencia. ¿Por qué tras casi 40 años de recorrido del actual régimen parlamentario hace sólo unos días que en Cádiz se han iniciado las tareas de desenterramiento? ¿por qué unos piensan que descubrir esos cuerpos es reabrir viejas heridas y otros creen, por el contrario, que con este paso las estamos cerrando?

Evidentemente no ha existido hasta ahora la voluntad política para solucionar este problema. Y debe ser una razón de peso ya que la reapertura de las fosas era una de las condiciones necesarias para poder acometer la transformación del viejo cementerio en un parque público situado en un lugar privilegiado de nuestra capital. Sin duda un importante activo electoral para el partido que durante los últimos años ha gobernado en San Juan de Dios.

No se entiende como nuestra Derecha, que hoy reivindica a diario el orden constitucional, ha desperdiciado una oportunidad de oro para demostrar su pedigree democrático. Acometer esta triste pero justa tarea hubiera significado una ruptura con el régimen nacido en 1939 y sus desmanes, del que teóricamente los Populares no son deudores ni herederos. Por fin mucha gente de ideología conservadora, preguntada sobre la larga y terrible etapa de represión que siguió a la Guerra Civil, hubiera podido contestar con la cabeza bien alta “¿oiga y a mí, qué me cuenta de eso?”

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Esta entrada fue publicada en 7 febrero, 2016 por en Opinión y etiquetada con .